El Portugal-España, precedido por la polémica UEFA-RFEF por el minuto de silencio y el brazalete negro por Miki Roqué, era otra semifinal que debíamos ganar, aunque no era la tercera consecutiva: a algunos se les olvidó que en 2009 perdimos la de la Copa Confederaciones contra Estados Unidos, aunque luego ganamos la final de consolación ante Sudáfrica. O sea, que ésta es la segunda seguida, tras la del Mundial.
Pero semifinal arriba o semifinal abajo, este partido presentó la misma novedad en los dos equipos: el 9. En Portugal salía Hugo Almeida por Hélder Postiga, mientras que en España el sevillista Negredo tomaba el puesto de Cesc o de Torres, según se mire. Y el partido se convirtió en el más tenso de la Eurocopa: con muchas faltas y con poca continuidad en el juego, algo malo para España, que se desespera sin el balón en los pies, y más cuando Portugal presiona tan arriba, como bien hizo anoche. Y a todo esto el árbitro me empezaba a recordar a cierto colegiado egipcio de cuyo nombre no quiero acordarme…
Ya en la prórroga llegaron las mejores ocasiones en las botas de Iniesta, Ramos, Pedro…y en los penaltis se encumbraron: vale, que Rui Patricio le leyó bien la intención de Xabi Alonso, pero Iker hizo lo propio ante Moutinho, e Iniesta marcó el suyo, Piqué el que le correspondía, y Ramos hizo un ‘panenkazo’ porque lo que le sobra son huevos…tanto que Bruno Alves lo tiró al palo, y Cesc remató la faena como ya hiciera en 2008. Y el ‘man of the match’ para Sergio Ramos, ese lateral reconvertido en central que hizo un temporadón y que pese a cortarse el pelo nunca ha perdido la fuerza como sí le pasara a Sansón, sino que ha ganado en confianza y en oficio.
Pero semifinal arriba o semifinal abajo, este partido presentó la misma novedad en los dos equipos: el 9. En Portugal salía Hugo Almeida por Hélder Postiga, mientras que en España el sevillista Negredo tomaba el puesto de Cesc o de Torres, según se mire. Y el partido se convirtió en el más tenso de la Eurocopa: con muchas faltas y con poca continuidad en el juego, algo malo para España, que se desespera sin el balón en los pies, y más cuando Portugal presiona tan arriba, como bien hizo anoche. Y a todo esto el árbitro me empezaba a recordar a cierto colegiado egipcio de cuyo nombre no quiero acordarme…
Ya en la prórroga llegaron las mejores ocasiones en las botas de Iniesta, Ramos, Pedro…y en los penaltis se encumbraron: vale, que Rui Patricio le leyó bien la intención de Xabi Alonso, pero Iker hizo lo propio ante Moutinho, e Iniesta marcó el suyo, Piqué el que le correspondía, y Ramos hizo un ‘panenkazo’ porque lo que le sobra son huevos…tanto que Bruno Alves lo tiró al palo, y Cesc remató la faena como ya hiciera en 2008. Y el ‘man of the match’ para Sergio Ramos, ese lateral reconvertido en central que hizo un temporadón y que pese a cortarse el pelo nunca ha perdido la fuerza como sí le pasara a Sansón, sino que ha ganado en confianza y en oficio.
El mismo oficio que tiene Del Bosque, le pese a quien le pese. Tras el partido empecé a leer en Twitter varias opiniones que decían que lo que tiene nuestro seleccionador es suerte. ¿Suerte? En un partido puede, en dos pasa, pero en cada partido, que acierte con cada alineación, con cada cambio…Perdonen pero esto no es suerte, es oficio, trabajo, conocimiento, estemos más de acuerdo o no. Pero que nadie le quite mérito al marqués.
Y otro protagonista, Cristiano Ronaldo, al que, en mi opinión, no se le puede tachar de cobarde, porque tirar el último penalti de su equipo también tiene mérito, como lo hace Cesc, con la diferencia de que el luso no pudo lanzarlo. Y es verdad que no abrazó a sus compañeros madridistas, sólo a quienes fueron a por él, como Sergio Ramos, algo que no estuvo bien pero luego sí dio la cara como capitán al salir a hablar con los medios españoles, y eso hay que reconocérselo.
Pero lo importante es que estamos en la final de la Eurocopa, y que conseguimos olvidarnos de la UEFA, de la RFEF, pero no de Miki Roqué…y que demostramos que no sólo nos sobran motivos para ganarla, sino huevos…
Y otro protagonista, Cristiano Ronaldo, al que, en mi opinión, no se le puede tachar de cobarde, porque tirar el último penalti de su equipo también tiene mérito, como lo hace Cesc, con la diferencia de que el luso no pudo lanzarlo. Y es verdad que no abrazó a sus compañeros madridistas, sólo a quienes fueron a por él, como Sergio Ramos, algo que no estuvo bien pero luego sí dio la cara como capitán al salir a hablar con los medios españoles, y eso hay que reconocérselo.
Pero lo importante es que estamos en la final de la Eurocopa, y que conseguimos olvidarnos de la UEFA, de la RFEF, pero no de Miki Roqué…y que demostramos que no sólo nos sobran motivos para ganarla, sino huevos…