Cuatro años le han hecho falta al Real Madrid para lograr su novena Supercopa de España, y para cortar de golpe la racha de tres seguidas que llevaba su rival, el Barça, algo que ya hicieron los merengues entre 1988 y 1990. Y cuatro años también han necesitado los blancos para volver a ganar a los culés en el Bernabéu, tras cinco derrotas y dos empates. Y yo tuve la suerte de estar ahí…
El Madrid hizo una de las mejores primeras partes que se le recuerda: qué dominio, qué poderío, qué superioridad. Y tuve la fortuna de estar en el fondo en el que atacaban y marcaban los blancos. ¡Todo un lujazo! Me rendí a sus pies mientras la grada comenzaba con los olés…En lo puramente futbolístico, Pepe regresaba al once titular y daba la asistencia a Higuaín para que aprovechara el error de Mascherano y marcara el primero de la que iba a ser una noche blanca, y el tercero del argentino en cuatro partidos que llevamos de temporada.
El Pipita pudo ampliar su cuenta goleadora, algo que en el fondo norte hubiéramos agradecido, pero Valdés estuvo acertadísimo, y lo que pasó fue que le llegó el turno a uno que no falla en los últimos duelos: Cristiano Ronaldo ha pasado de borrarse en los partidos importantes –como decían las malas lenguas- a marcar cinco goles en cinco clásicos consecutivos.
Y por fin llegó una eliminatoria de Madrid-Barça sin polémicas, pese a la expulsión de Adriano por roja directa, y un gol anulado a Pepe...Pero todo buen guión tiene un giro inesperado, en ocasiones dramático, pero esta vez, menos mal, fue medianamente dramático. De nuevo, la asignatura pendiente de los blancos salió a relucir: los goles a balón parado. En esta ocasión Messi fue el encargado de silenciar al Bernabéu con un golazo de falta, pero hasta ahí pudo llegar el argentino.
En la segunda parte, y a pesar de estar con 10, el Barça intentó controlar la situación, y buscar un empate que le sabría a victoria, pero Casillas volvió a santificarse, en una eliminatoria que será recordada por los porteros, y por el debut de Modric con la camiseta blanca. Algo inolvidable para la parroquia madridista que estábamos en Chamartín.
El Pipita pudo ampliar su cuenta goleadora, algo que en el fondo norte hubiéramos agradecido, pero Valdés estuvo acertadísimo, y lo que pasó fue que le llegó el turno a uno que no falla en los últimos duelos: Cristiano Ronaldo ha pasado de borrarse en los partidos importantes –como decían las malas lenguas- a marcar cinco goles en cinco clásicos consecutivos.
Y por fin llegó una eliminatoria de Madrid-Barça sin polémicas, pese a la expulsión de Adriano por roja directa, y un gol anulado a Pepe...Pero todo buen guión tiene un giro inesperado, en ocasiones dramático, pero esta vez, menos mal, fue medianamente dramático. De nuevo, la asignatura pendiente de los blancos salió a relucir: los goles a balón parado. En esta ocasión Messi fue el encargado de silenciar al Bernabéu con un golazo de falta, pero hasta ahí pudo llegar el argentino.
En la segunda parte, y a pesar de estar con 10, el Barça intentó controlar la situación, y buscar un empate que le sabría a victoria, pero Casillas volvió a santificarse, en una eliminatoria que será recordada por los porteros, y por el debut de Modric con la camiseta blanca. Algo inolvidable para la parroquia madridista que estábamos en Chamartín.
Y a todo esto, ¿y Mourinho? Pues ni salió de su banquillo durante el partido y al final dejó solos a sus chicos para que celebraran el título en el césped mientras los aficionados hacíamos lo propio en las gradas, en los aledaños del Bernabéu, camino de Cibeles y con la Diosa…porque por fin el Madrid volvía a ganar la Supercopa de España. Y encima al eterno rival. ¡Casi nada!
No hay comentarios:
Publicar un comentario