lunes, 15 de agosto de 2011

Despertó el mejor Madrid: los blancos sí que estaban ‘concentraos’

Mourinho y sus hombres saltaron anoche al Bernabéu como tenían que haberlo hecho en los Clásicos ante el Barça de la pasada temporada, es decir, a comerse al rival en casa. ¡Vaya, lo que esperábamos todos los madridistas! Y dio gusto verles tocar el balón, llegando con facilidad al área rival. Aunque nadie garantiza que jugando bien se acabe ganando un partido, y más cuando la Diosa Fortuna ayer vistió de azulgrana, y la justicia, de fútbol, entiende poco.

En el once inicial no estaba ninguno de los nuevos fichajes blancos. Saltaron al césped los mismos hombres que recibieron la manita en el Camp Nou en noviembre. Pero eso daba igual, era el momento de resarcirse. Y Benzema fue el primero en avisar a los tres minutos con un derechazo que se va por poco por el lateral de la portería de Valdés, que, a la postre, sería el mejor del equipo culé, su salvador, porque tuvo un asedio continuo de los jugadores del Real Madrid.

Y siguieron más tiros de Benzema, y de Cristiano Ronaldo, y hasta de Sergio Ramos de volea…Los de Mourinho marcaron el ritmo durante todo el partido…Y en el 12 llegó el gol merengue, del Mago Özil, eso sí, con toda una jugada de Benzema. ¡Qué grande está el francés! Di María da un pase en largo desde campo blanco por la banda derecha a Karim, que se lleva a Abidal de una manera elegante, y con el exterior, y casi sin hueco, le da un pase perfecto al alemán, que está por allí para empujarla con ese toque personal que sólo tiene el mago.


Y los blancos seguían a lo suyo: ir por delante en el marcador no era suficiente para relajarse. ¡Cómo funcionaba el equipo, cómo jugaba, cómo llegaba! Casillas ni siquiera había tenido que intervenir en toda la primera parte. Y enfrente, un Barça sin ideas, y el Madrid a seguir asediando a Valdés, que en alguna tendría que fallar.

Pero en el 35 la suerte volvió a tocar al Barça, y a la bota de Villa: el Guaje hizo uno de esos golazos para la posteridad, por toda la escuadra, justo a la esquina a la que Casillas no llegaba. Es verdad, no lo merecían los culés, pero siguen teniendo suerte. Eso no desanimó a los de Mou, que continuaban teniendo al Barça donde querían, en su terreno.

Y en el 45, más fortuna. Messi, el que ni la había olido en 45 minutos, sólo para dar la asistencia a Villa en su gol, marcaba el 1-2, ayudado por la mala actuación de la defensa madridista, que se armó un lío entre Khedira, que despeja mal, Carvalho, que mira cómo lo hace el alemán, y Pepe, que resbala y se va al suelo por ir con la sexta marcha puesta. Así que dos llegadas, dos goles. Sin hacer nada, sin ser el típico Barça, tirando de efectividad y algo de suerte, iba ganando al descanso, porque, tópicamente, el fútbol es así.

Ya en la segunda mitad el Madrid seguía presionando, a por todas, aunque el Bernabéu estaba dormido: ni silbidos a los azulgranas ni apoyo a los blancos. Y en los primeros 15 minutos de la segunda parte, el Barça empezó a ganar confianza, pero salió el ‘concentrao’ Coentrao. Debutaba en el Bernabéu, el que será su estadio, esperemos que por muchos años, en un partido oficial. ¡Y qué partido se pegó!


Y en el mismo minuto que entró el luso, marcaba Xabi Alonso, cayéndose al suelo desde la  frontal del área y ante la mirada impasible de cuatro defensas del Barça y de Valdés. El empate llegó cuando menos lo buscaba el Madrid, y venía de un gran control y asistencia de Pepe, que después, y por eso de ir con la sexta marcha puesta, la volvió a tener con Alves: uno que va pasado y con fuerza y el otro que exagera hasta el roce de una mosca…En fin, que gracias a eso, y al gol de Alonso, el Bernabéu despertó, como ya lo había hecho el Madrid en su juego y en su intensidad.

Después llegaron los intentos fallidos de Cristiano Ronaldo, que lo buscaba de todas las formas y colores, sin obtener su merecido fruto. Ni Benzema tampoco. Tal vez en el Camp Nou. Aunque sí se evidenció la conexión que tiene con Özil, cómo se entienden. Qué bien hizo la entrada de Coentrao al campo, dando más movilidad al mago teutón. Y cuando Villa se iba, el fortín blanco se acordaba de su eterno capitán y de la Selección: “Raúl, Raúl, Raúl” cantaba. 


Y, como no hay Clásico sin polémica, en los últimos minutos llegaron los dos penaltis que el árbitro se tragó con papas: el de Valdés sobre Cristiano, que cuando está en el suelo saca la mano para derribar al portugués y que no llegue al balón, y el de Marcelo sobre Pedro. Ah, y sí, Messi jugó toda la segunda parte, aunque no lo pareciera, y eso que no llevaba la elástica de Argentina.

En definitiva, un 2-2 muy injusto para el Madrid. Un partido que nos deja claras varias cosas: la primera, que Mourinho estuvo acertadísimo con los cambios; la segunda, que el Madrid fue muy superior al Barça, sí, como lo leen, el Madrid, algo a lo que pocos estábamos acostumbrados y más ante el eterno rival; y tercera, que los jugadores culés se sabían al dedillo eso de que “ellos llegan en mejor momento que nosotros”. ¿Qué pasa, que fue la lección que aprendieron en la vuelta al cole?

En fin, que hoy los seguidores culés sólo hablan de Pepe y sus enajenaciones mentales, porque de fútbol, de ese juego que dicen que dominan, que es su filosofía, no pueden hablar, porque ni siquiera lo hicieron en el campo. Que el segundo año de Mourinho es mejor que el primero se empezó a demostrar en la pretemporada, pero se tiene que refrendar en el Camp Nou, y si es levantando el título de la Supercopa mucho mejor.

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