Si buscáramos el significado de la palabra ‘partidazo’, sin lugar a dudas encontraríamos el Rácing de Santander-Real Madrid del domingo. Aunque más bien fue el partidazo que se echaron los de Mourinho, demostrando que también saben jugar al toque, sobre todo en la primera parte. ¡Sublime! Muchos dicen que fue el mejor partido del Madrid en lo que va de temporada…
Aunque eso conlleve que se esté debatiendo si los blancos juegan mejor sin Cristiano Ronaldo. Y yo tengo la respuesta, al menos la mía: simplemente juegan diferente. Dos sistemas tácticos distintos, adaptado cada uno a lo que ofrecen los jugadores que están en ese momento en el campo. Por ejemplo, en Santander, Mourinho se olvidó del músculo para crear fútbol. Por eso dejó a Alonso como único pivote y reforzó el centro del campo con Granero. ¡Todo un acierto!
Aunque eso conlleve que se esté debatiendo si los blancos juegan mejor sin Cristiano Ronaldo. Y yo tengo la respuesta, al menos la mía: simplemente juegan diferente. Dos sistemas tácticos distintos, adaptado cada uno a lo que ofrecen los jugadores que están en ese momento en el campo. Por ejemplo, en Santander, Mourinho se olvidó del músculo para crear fútbol. Por eso dejó a Alonso como único pivote y reforzó el centro del campo con Granero. ¡Todo un acierto!
Así que no fue un partidazo porque no estaba Cristiano Ronaldo, sino por esa gran conexión de Xabi Alonso con Granero, y, como no, por Özil, que creó, hizo su juego, ofreció su clase y deleitó. Todas las acciones pasaban por él, porque ve el fútbol como nadie, especialmente en la jugada del primer gol del Madrid, esas tres paredes que inventaron el alemán, Benzema y Adebayor, y el pase de la muerte sin mirar. ¡Ahí queda eso!
Y, ¿qué pasaría si buscáramos ‘palo’ en el diccionario? Pues que además de las acepciones normales también encontraríamos las quince veces que el Madrid ha estrellado el balón en el larguero o el poste en lo que va de Liga. En Santander fueron dos más: una falta de Xabi Alonso y un derechazo de Benzema.
Menos mal que en esta ocasión no nos tendremos que acordar de los palos, porque se consiguieron los tres puntos. Ni tampoco del penalti que falló Adebayor, en solidaridad con Pinillos, que erró uno previamente. El domingo no queríamos los goles de penalti, o eso debieron creer ellos. “Debemos currárnoslo un poco más”, pensarían.
Y si buscamos la palabra ‘sorpresa’ aparecería mi cara con la boca abierta, porque es lo que me provoca la soberbia mejoría que ha experimentado Benzema desde que llegó Adebayor al Madrid. ¡Dos dobletes en dos partidos, en tres días! Me deja sin palabras, aunque eso es lo que llevaba esperando desde que Florentino se lo trajo de Lyon. Ha valido la pena la espera. Y que siga así, que todavía queda mucho por delante.
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